miércoles, 9 de diciembre de 2020

Microrráfagas


El tiempo y las fuerzas justas para ocuparse de la mera supervivencia y el consumo (de lo que alcance). Cualquier cosa fuera de eso exige sacrificios que muy pocos están dispuestos a realizar. Aunque las más de las veces, son las capacidades (o la falta de estas) las que nos mantienen en tal estado. Desear. ¿Decantan así solo cosas valiosas de gente por encima de la media? El mercado es amplio para aquellos que viven de vender evasión, cápsulas para consumo rápido y de efecto inmediato. Chutes de dopamina. Pedacitos de cosas para pedacitos de atención en pedacitos de tiempo.

Microrráfagas de odio creador, chispazos de inspiración aparecidos en las pequeñas pausas. Duran apenas unos minutos las siestas de las hormigas. Varias durante el día hasta sumar de cuatro a cinco horas. Con un ojo abierto duermen los delfines pues solo puede descansar uno de los hemisferios a la vez. Cantan las cigarras antes de los ataques de los Ángeles.

El beat de las ocho horas. Ocho para dormir, ocho para trabajar, ocho para 'vivir'.

¿Es el sueño (y su control) el próximo mercado a conquistar?

Flotar boca arriba en el medio de una piscina. Sobre la acera, tiroteado. El mismo cielo. Siempre.

Abrir los ojos por última vez.




miércoles, 14 de octubre de 2020

A Love Supreme


Negar un dios es negarlos a todos.

Escucho por primera vez A Love Supreme, de John Coltrane.  El disco de un hombre que ya no existe. Que seguirá acá por mucho tiempo. Lo bajé a mi computadora. Sin lado A ni lado B. Sin pausa para voltearlo y pensar en lo que acabas de escuchar.

Dice que hará todo para ser digno de él, que Dios es hermoso. Le pide que nos ayude a resolver nuestras debilidades. Le habla sin palabras a su concepto de Dios (Usa tres, A Love Supreme). Lo coloco en máyuscula pues supongo le habla al dios de los cristianos. Le agradece, lo adora, lo alaba, lo exalta. Dice haberlo visto. Lo ama.

Mi relación con Dios (con cualquiera de ellos) es mi relación con una palabra, un concepto, una cuestión cultural e histórica.

De niño le temía al infierno. Mucho. El suplicio eterno me parecía algo mucho más grande e importante que una eternidad de comer uvas rodeado de nubes. El miedo y el amor peleando en una jaula; todo mi dinero al primero, siempre.

Play, y una multitud de cosas aparecen. Nuestro cerebro toma lo que puede. Así con la música y sus patrones. Con esto que lees. Las palabras pausan y encadenan el sentido. Las notas musicales puede que actúen de otra forma.

Vuelvo al disco varias veces. Ir tras cosas a las cuales querer volver. Run around, around, around, around. Around.

Ya no le temo al infierno. 

No alcanza una vida para nombrarlo todo. Tomamos de aquí y allá. Como locos hacemos nudos. Y nos vamos llenando de cosas que débilmente atamos. Y venía la muerte, y ¡zuas!, las desamarraba.

«Palabras, sonidos, habla, hombres, memoria, pensamientos, miedos y emociones — tiempo — todos relacionados... todos hechos de uno... todos hechos en uno».

Creo entender varias cosas. Lo que otros hombres han hecho para seguir acá.

De todas las religiones puede uno sacar pedacitos llenos de sentido. La visión del todo, la supuesta unidad es la que no me jode. Como la gente esa que licúa las verduras para que no las estén sacando del plato. Te tienes que tragar todo. Cómo negar nuestra individualidad ante la totalidad, y en ella, cada particularidad. De principio a fin en algo que no ha acabado. Que nunca sabremos cómo comenzó ni cómo terminará.

Nos piden renunciar a ciertas preguntas. Pretenden nos conforten sus respuestas.

Cuentan que John Coltrane se encerró en un área de su casa durante varios días, que apenas salía a comer alguna cosa para después volver sobre lo que trabajaba. Compuso la estructura de A Love Supreme sobre la cual el resto de su cuarteto debía agregar sus partes respetándola siempre. Debajo de cada hoja decía: Todos los caminos conducen a Dios. Grabaron el disco el 9 de diciembre de 1964. Al día siguiente hubo otra sesión con un par de músicos adicionales. Apenas se han publicado algunas cosas de ella.

Esto que sigue lo escribió Coltrane, sobre ello va la última suite, la cual, según sus propias palabras, es una recitación musical de dicha oración, hecha por su saxo.

Haré todo lo que pueda para ser digno de Ti, oh Señor.
Todo tiene que ver con eso.
Gracias Dios.
Paz.
No hay otro.
Dios es.
Es tan hermoso.
Gracias Dios.
Dios es todo.
Ayúdanos a resolver nuestros miedos y debilidades.
Gracias Dios.
En Ti todo es posible.
Sabemos.
Dios nos hizo así.
Mantén tu ojo en Dios.
Dios es.
Siempre lo fue.
Siempre lo estará.
No importa qué… es Dios.
Él es clemente y misericordioso.
Lo más importante es que te conozca.
Palabras, sonidos, habla, hombres, memoria, pensamientos, miedos y emociones - tiempo - todos relacionados... todos hechos de uno... todos hechos en uno.
Bendito sea su nombre.
Ondas de pensamiento, ondas de calor, todas vibraciones. todos los caminos conducen a Dios.
Gracias Dios.
Su manera... es tan hermosa... es graciosa.
Es misericordioso, gracias a Dios.
Un pensamiento puede producir millones de vibraciones.
Y todos vuelven a Dios... todo lo hace.
Gracias Dios.
No temas... cree... gracias Dios.
El universo tiene muchas maravillas.
Dios es todo.
Su manera... es tan maravillosa.
Pensamientos - hechos - vibraciones, etc. Todos regresan a Dios y Él los limpia a todos. Él es misericordioso y misericordioso ... gracias a Dios. Gloria a Dios… Dios está tan vivo.
Dios es.
Dios ama.
Que yo sea aceptable a tus ojos.
Todos somos uno en Su gracia.
El hecho de que existamos es un reconocimiento de Ti, oh Señor.
Gracias Dios.
Dios lavará todas nuestras lágrimas... Siempre lo ha hecho... Siempre lo hará.
Búscalo todos los días.
Busca a Dios de todas las formas todos los días.
Cantemos todas las canciones a Dios, a quien toda la alabanza es debida... alabado sea Dios.
Ningún camino es fácil, pero todos vuelven a Dios.
Con todos compartimos a Dios.
Todo está con Dios.
Todo está contigo.
Obedece al Señor. Bendito es Él.
Somos de una cosa... la voluntad de Dios... gracias Dios.
He visto a Dios, he visto a los impíos, nadie puede ser más grande, nadie puede compararse con Dios.
Gracias Dios.
Él nos rehará... Siempre lo ha hecho y siempre lo hará.
Es verdad, bendito sea Su nombre, gracias Dios.
Dios respira a través de nosotros tan completamente... tan suavemente que apenas lo sentimos... sin embargo, es nuestro todo.
Gracias Dios.
ELACIÓN-ELEGANCIA-EXALTACIÓN
Todo de Dios.
Gracias Dios.
Amén.

A quién (o a qué) le damos lo más sublime de nosotros.

domingo, 4 de octubre de 2020

Luz

 
Armar casas,
aladas.
Sostenidas apenas.
Suena el mar.
Lejos,
muy lejos.
Sal.

Solo conozco un mar. Un único lago a tiro de piedra. Cálidos. Toma el agua la forma del recipiente que la contiene. Ancho mar que nos desborda. Tienen las palabras ciertas temperaturas. Ciertos colores. Azul.

Vivimos sumergidos en nuestra lengua. Algo nuestro muere fuera de ella.

Canta Chris Martin en una de esas playas de arenas y aguas oscuras. Tienes frío. Ruge el mar debajo de nórdicas plataformas petroleras. Y le temes. Lleno de cadáveres en Normandía. Y ninguno es el tuyo.

Si bien nunca seremos los mismos, nuestro mar siempre será este.


Estalla el Caribe en cristales de luz.

sábado, 11 de julio de 2020

Nostalgia


La seguridad que nos da lo conocido. La incertidumbre que nos rodea justo ahora. Rotas casi todas las vasijas que nos contenían. Desparramados.

El mundo físico que podemos apreciar con nuestros sentidos sigue ahí. Los mismos átomos. Nada se destruye ni se crea. Todo se transforma. Desencantados de las formas. Desconocemos el fondo.

Volvemos sobre cosas que creemos fijas. La canción que nos gusta siempre durará lo mismo. Ni una palabra más ni una menos en cada uno de nuestros libros. El mismo gol en la final una y otra vez. Cartas. Fotografías. Pinturas. Fórmulas matemáticas. Las definiciones que creíamos definitivas en nuestro viejo Larousse. Solo dos puertas para separar los baños.

La fidelidad a las recetas y procedimientos para intentar volver sobre lo mismo.  

Extrañas el recuerdo que quién eras. Cosas que ya no existen. Lugares. Cerrar los ojos y hundirse fuera de la realidad, dentro nuestro. La ilusión de volver. De malear el tiempo. Trefilarlo. Detenerlo.

Prolongar nuestra memoria. Vana ilusión.

La vida que tuvimos y la que recordamos.

El futuro tampoco existe.

El tiempo que tardaba el disco en volver a su posición inicial después de marcar cada número. El sonido que hacía. La hora después del tono.

Dedos manchados con tinta los domingos. Tengo once años.

Pero siempre es ahora. Y en este, nosotros al medio. Todo lo sólido se ha desvanecido en el aire. Rodeados. Encerrados en nuestras casas. Temiendo a los otros. Al aire.

Manos enguantadas. Sin sonrisas visibles. Todos ojos.

Estoy seguro que algo de esto también extrañaremos un día. Que terminarán ciertas cosas. Que muchos perderemos a alguien. Que algunos nos apagaremos. Que esta imprecisión surge de las probabilidades. Que la esperanza es una mala apuesta. Que vivir es morir. Qué mierda.

Wished I could save her in some sort of time machine (8)

Mirar hacia atrás con los ojos cerrados.

Adelante nos encontraremos. Espero.

sábado, 11 de abril de 2020

Ando


Voy rodando. El asfalto, los carros, la gente. Sobre un par de ruedas. Este par de piernas. Tracción a sangre. La vida como sucesión-simultaneidad concatenada. Nuestra conciencia al respecto.

Ando y anda mi mente. Pensamientos que surgen ante ciertas imágenes. Palabras que intentan atrapar, delimitar, evocar, describir... Frases que llaman a otras. Cada giro de las ruedas marcando cierto ritmo. La tensión en los muslos y el ángulo de las corvas. Aparece un hilo del cual tirar. Más largo y grueso que el resto. No quiero perderlo. Pienso en lo genial que sería poder dejarlo a la vista. Recuerdo que para eso es la escritura; esa maravillosa extensión de la memoria. Intuyo algo valioso. Prefiguro. Me hago una idea nebulosa que debo llenar con palabras. No tengo nada con lo cual registrarlo ni donde hacerlo. Ni papel ni lápiz. Hace años que dejé de usar teléfono celular. Mi memoria cada vez más llena. Puentes sinápticos. Cientos de millones. Palabras en cierto orden. Repetirlas en voz alta como único recurso. Conjuro que hará aparecer esto que no quiero perder.

La aguja sobre el surco de los discos de vinilo.

El mismo camino que he hecho cientos de veces. Miro a la izquierda. Sobre mi hombro.Vuelvo rápidamente la vista al frente. Los sonidos. Mi cerebro procesando lo que percibe cada uno de mis oídos, mis orejas, lo que pasa a través de mi craneo, para poder indicarme la ubicación de la fuente emisora. Izquierda, derecha, arriba, abajo, atrás, delante.

Es el Efecto Doppler cuando te alejas de mí (8)

Nuestra incapacidad de percibir la totalidad. El tiempo; suerte de remedo ante la imposibilidad de la omnipresencia.

La palabra 'Río' en el carro que me pasa haciendo un ruido raro. Cadena de asociaciones.

Todo cuanto fui
se hunde en el río del cual soy
cauce y caudal. 
Causas y consecuencias. 
Tendida al Sol, 
la ropa limpia que habré de llevar,
desembocando.

Va por la acera pensando en sus cosas. El calor. Aún no se acostumbra a respirar con la mascarilla. No sabe cuánto durará esto. Nadie lo sabe. Todas las comidas que tiene por delante y ni idea de cómo podrá hacerlas. Un tipo en bicicleta, alto y delgado, pasa cerca de él hablando solo. «Repetirlas en voz alta como único recurso. Conjuro que hará aparecer esto que no quiero perder». Coño, esto cada vez está peor, piensa. El encierro y el hambre están volviendo loca a la gente.

domingo, 29 de marzo de 2020

Cuando yo era grande


Los campos gravitatorios de la biblioteca y la cocina. Días de guarecernos en casa. De comer lo justo pues nadie sabe cuánto durará esto. Paseo mi mirada sobre los lomos y apenas descubro un puñado de nombres femeninos. ¿Cuántos libros escritos por mujeres he leído?

Pocos.

Leo los nombres y me salto todo el debate alrededor del género, la orientación y la identidad sexual. Sol, Laura, Ana y Carla son nombres de mujeres. Estoy seguro de que no tienen pipí y que ustedes saben de lo que hablo.

Por qué tan pocas.


Hablan los personajes y nos hacemos una idea sobre ellos. Algunos autores nos describen parte de su mundo interior. Ifigenia, esa muchacha que escribía porque se aburría, me ladilló sobremanera en bachillerato. Apenas leí algunas páginas. Debo volver a intentarlo ahora que no tengo trece años.

Reviso ahora mi colección de discos, mis archivos de música. En la relación siguen predominando los hombres, pero hay muchas más mujeres.

La posición original de Rawls.

Corro detrás de algo que nunca alcanzaré. Algunas veces, siento que con solo estirar un poco más el brazo podría tocarlo. En otras, apenas logro distinguir un punto. Pero no me detengo. Ya llegará el momento de hacerlo, lo quiera o no.

Vive uno en el ahora. En el acá.

«
Cuando yo era grande», decíamos cuando niños. Y era una cosa maravillosa convertir un deseo futuro en experiencia pasada. Y el pedazo de vida que va desde la última vez que lo dijimos hasta el ahora donde leemos esto.
El otro. La otra. Los Orozco en lenguaje inclusivo.

Cuánto de lo que intentamos comunicar llega.

viernes, 20 de marzo de 2020

Monterrey


«Buscar lo que es verdadero no es buscar lo que es deseable» Albert Camus.

Éramos un grupo de niños de entre ocho y nueve años. De camisitas blancas y chaquetas pues el clima era templado. El colegio Fe y Alegría de Baruta. Frente al barrio Monterrey. Nosotros arriba, en un loma. Niños, en su mayoría de sectores populares. La mañana era fría y la vida se abría en todas direcciones desde ese recreo.

No recuerdo su nombre ni su cara. Al principio eran tres quienes lo rodeaban. Nos fuimos acercando hasta cubrirlo por completo. Brillo metálico con dibujos rojos. Nos dijo que era una estrella ninja que le había prestado su primo que era karateca. Expresiones de asombro, de querer tocarla. Barullo. 

El parque a un lado de la cancha y esta al lado del edificio de la escuela. Cuatro o cinco pisos, mi memoria falla. Misas los domingos en la mañana. Las letras de las canciones en la pared crema mediante un retroproyector. Letra violeta. Una de las monjas tocaba la guitarra. Señor, me has mirado a los ojos...

Bajábamos por los escalones de cemento del otro acceso a la escuela. Uno de nosotros llevaba un tablón de madera para probarla. El portón pequeño que siempre estaba cerrado. Terraplén, concreto. Bajé y lo verifiqué. Estábamos seguros.

Todo era verde. Pequeñas gotas de rocío que mojaban nuestras manos al apoyarlas antes de sentarnos. Una gran roca a uno de los lados. Sobre nosotros, el ruido del recreo. 

Toda la televisión abierta que habíamos visto en los cuatro canales a los que se limitaba nuestra 'visión' del mundo. Nuestras expectativas. Las películas de artes marciales de los sábados, las de Cine Millonario. Cuánta comiquita donde saliese una 'estrella ninja'. 

El himno nacional. La bandera. El Padre Nuestro. El vapor que salía de nuestras bocas en la mañana. El verbo.

Apoyado contra la enorme roca, el tablón de madera. El índice y el pulgar que sostenían la estrella por una de sus puntas. Indicaciones. 

Nuestro silencio después de ser mandados a callar. 

Todas nuestras vidas saliendo desde una única mano.

Un corto vuelo. Lo que cada uno de nosotros esperaba. 

La enorme roca contra la cual rebotó sin hacer la más mínima mella. El tintineo metálico al golpear el cemento. La realidad. La puta realidad diciendo NO. Nuestras caras y ruidos de decepción. Otro que se acerca y que la toma del suelo. A esa cosa de metal que había perdido toda su magia. Que tenía cinco puntas cuando la de los ninjas tienen cuatro. Volvió a lanzarla. Esta vez sí le acierta al tablón. Otro rebote. Otra decepción. Le siguieron varios intentos siempre con el mismo resultado. 

La vida. 

Volvimos sobre nuestros pasos. Cada cual con sus pensamientos en una edad en la cual estos son más simples. La mañana y el recreo proseguían su declinar sin detenerse. 

Vuelvo sobre esto cada tanto.  Me pregunto, cuántos de los que estábamos ahí moriremos sin conocer Japón. Cuántos seguiremos vivos. ¿Alguno recordará esto que les cuento?, y de hacerlo, ¿será parecido al mío su recuerdo?
 
Éramos un grupo de niños de entre ocho y nueve años y por un momento todos fuimos una estrella de metal que después de un corto vuelo rebotó contra una enorme roca.

Y esa roca debe seguir ahí pues la realidad no desaparece cuando cerramos los ojos.

Amén.




sábado, 7 de marzo de 2020

Ojos


Anoche, la reina de Inglaterra y yo tuvimos el mismo sueño. Sé que nunca me creerán, lo entiendo. Ella no lo sabe. Morirá sin saberlo. Que cómo lo sé: esas cosas se saben apenas despiertas. Acá señalarán las diferencias en los husos horarios. Ni ustedes ni yo sabemos cuándo duerme la vieja esa. Ajá, ¿y el idioma? Nadie habló.

Yo a esa señora solo la he visto en prensa y el televisión. Siempre trato de imaginarla mientras los alemanes bombardeaban Londres. Qué sentía entre toda esa incertidumbre.Qué pensaba de Churchill, de Stalin, de Hitler. Pero lo que pensaba de verdad fuera de todas esas capas de condicionamiento y educación real. A quién se quería tirar. A quién se tiró. Qué esperaba fuese su vida. Qué sintió cuando vio las orejotas de Charles.

Todos los jefes de estado que ha visto morir. Todas las guerras.

Mirábamos la Luna. Hacía frío. Nos despertó el calor de nuestro orine. Ahora lo saben.

sábado, 22 de febrero de 2020

¿Acaso alguien lo sabe?


Un adjetivo que he usado miles de veces y que ahora no encuentro. Regadas en el suelo las incoherencias, la falta de sentido, quebradas sus cinturas, regates perfectos, pase cruzado frente al arco y ni la sombra del ausente. Toda la jugada fue hecha para él. Sigue a cero el marcador.

Sé que aparecerá en algún momento, puede que mientras lave los platos, quizá en la boca de un amigo. Puede que no.

Hablo y hablo sin parar. Así creo construirme. Habitar los otros. A veces callo para que los otros vivan. Nunca sé cuando he hablado suficiente ni cuando callar ciertas cosas. ¿Acaso alguien lo sabe?

No reconozco mi propia voz en las grabaciones. El tipo ese que habla puede que ya no esté. Puede que de él solo quede ese pedacito. Otros su átomos.

Hablan con palabras que conozco pero no los entiendo. Estoy fuera; de ellos, del país que habito.

Hablo y hablo sin parar. Quiero explicarlo todo. Todo el tiempo.

Arrogante, esta es la palabra que buscaba.

La punta del dardo en el centro de la diana.

Gol.


sábado, 11 de enero de 2020

Vértigo


Desfilan. Una a una. Cientos. Miles. Fracciones de segundo. Mírame. Signifícame. Recuérdame.

Imágenes.

Ahora que dejaron de ser físicas es cuando más las tocamos. Quítate. Quítate. Quítate...

Hastío.

Directamente con nuestros sentidos. La realidad que nos rodea. Inmersos en su sentido.

De pie. Su sotana. Mirando a la izquierda. Al otro lo sabes moribundo. De rodillas. El rifle a su derecha. La reja al fondo. Los charcos de agua. Mírame.

Ni había nacido durante El Porteñazo. Signifícame.

Cientos de miles. Esa. Recuérdame.

Ya no hay primeras planas. La misma imagen en todos los puestos de periódicos. Tapando los rostros de la gente que los lee. 

La niña que camina desnuda. Al fondo los soldados. Asiática. Que llora. Duele.

Cientos de miles brotando de nuestras manos. Una a una. Ventanitas sin olor. Hambrientas de ojos.

Quítate. Quítate. Quítate...