sábado, 3 de noviembre de 2018

Solos


«En la soledad crece lo que cada cual lleva consigo, incluso la bestia interior. Por lo mismo, hay que apartar a muchos de la soledad.» Así hablaba Zaratustra.

Somos con y en los otros. Tu mamá cargándote. Toda tu familia cantándote el cumpleaños. Tus amigos. Con los pañales que te di. Compañeros de escuela. El tipo que te sostiene la puerta del edificio cuando vienes cargando un botellón. La amiga que te dice que menos mal que cortaste a ese tipo. Cartas desde otros países. Todos tus abrazos.

Pero la cosa no es tan sencilla. No tiene por qué serlo. Vamos haciéndonos. Lengua, actos, silencios. Nuestros genes, información buscando replicarse. Cada uno de los pisos de la Pirámide de Maslow. Urgente respirar, comer, hidratarnos, dormir, excretar, coger (aunque nadie se haya muerto por no hacerlo, muchos por hacerlo). Y vas subiendo; seguridad, pertenencia a grupos, amistad, respeto, confianza, estima y autoestima. Punta la autorrealización. Y si bien hay gente que dice que no es exactamente así, me gusta esa forma de explicarnos.

Mi madre, Gloria, siempre nos ha dicho cuánto le asombra que haya tanta gente en el mundo. Lo suelta cada tanto mientras estamos rodando por ahí haciendo diligencias. Mientras esperamos en un semáforo. En algún estacionamiento. Años escuchándola y siempre resulta gracioso. Y cierto.

Y están todas las cosas que nos guardamos para nosotros. Terapeutas. Abogados. Búsquedas privadas en Internet. Masturbaciones. Peas honestas.

Recuerdan que comencé diciendo que somos con y en los otros. Ajá, sí. Pero si me lo preguntaran en la calle, pongamos que un periodista, o un tipo con un canal de YouTube, o algún existencialista angustiado, diría que somos nuestras diferencias.

La adolescencia es una etapa bastante compleja. Toda esa ansiedad. Esa necesidad de pertenecer, de encajar, de ser queridos, de tocar y ser tocados. Genes. Biología.

Y es ahí, justo ahí, cuando comenzaremos a convertirnos en lo que seremos el resto de nuestras vidas. Porque si bien la niñez es la base de muchos de nuestros conflictos interiores, es en la adolescencia cuando estos deben lidiar y relacionarse con los (de) otros. Súmale los propios de esa etapa. Decisiones. Actos y omisiones. Lo que mostraremos y lo que ocultaremos. ¡Pun!

Creo que la mayoría de la gente no se basta ni se soporta. De ahí que no les guste mucho que el estar solos. Basta ver todo lo que han significado las redes sociales para tantos. La permanente búsqueda de seguridad. De reafirmaciones. De interacciones.

Tengo casi quince años de casado y cinco hijos. Los genes ganaron y es bastante probable que continúen. Disfruto y valoro mis momentos de soledad. Tengo muchos, todos los días. Mi actividad económica me los permite.

Leer es un acto individual.

Todas las fiestas a las que no te invitaron.

Cuando tantas cosas dejan de importarte. Tantos pero no todos. Creces.

Imagina por un momento un mundo sin espejos.

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